Breve Historia Ilustrada de las Neurociencias: Capítulo 6

A medida que nos acercamos a nuestros tiempos (aunque aún nos falta mucho todavía), es inevitable mencionar a Claudio Galeno.
Galeno nació en Pérgamo (actualmente Turquía), en el 129 DC y murió en Roma cerca del año 200. Fue una influencia ineludible para la mayoría de los médicos hasta la Edad Media.
Su padre (Nikón) lo dirigió al estudio de la medicina cuando tuvo un sueño en el que era visitado por Asclepio (el Dios de la Medicina) y este le auguraba un buen destino como médico a su hijo. Así comenzó sus estudios en Pérgamo y luego viajó a Esmirna y Corinto, donde tomó contacto con la obra de Hipócrates. Más adelante viajó a Alejandría, donde conoció la obra de Erasístrato y Herófilo. De esta forma Galeno recibió las influencias de los médicos y científicos más importantes que lo precedieron.
Mas adelante viajó a Roma, donde fue médico de los gladiadores. Esto lo expuso a heridas traumáticas, incluidas las del Sistema Nervioso. A las heridas las refería como “ventanas en el cuerpo” ya que le permitían observar los órganos. Esto fue importante para Galeno porque se duda que alguna vez haya disecado cadáveres humanos. En parte esto se debió a que diversas creencias religiosas no lo permitían.
Por eso Galeno disecó animales (como cerdos y monos) y… bueno, supuso que no deberían ser demasiado diferentes a los humanos. Por ello, cometió muchísimos errores anatómicos que se perpetuaron durante siglos. Según él “se puede diseccionar a un mono e identificar todos y cada uno de sus huesos… para ello hay que seleccionar los monos que más se parecen a los hombres… en estos monos, que también corren y caminan sobre dos patas, encontraremos los mismos órganos que en el hombre”
La enorme reputación de Galeno hizo que sus escritos se tomaran como palabra santa y los errores se trasmitieran de generación en generación hasta cerca del 1300 (año aproximado en que se tiene registro del primer texto de Anatomía, pero no nos apuremos, ya vamos a llegar a esta obra…).
Veamos entonces que aportes hizo Claudio Galeno a las neurociencias (pero en particular a la neuroanatomía), aunque es obvio que sería inabarcable tratar de analizar toda la obra de Don Claudio. Hablando de todo un poco, parece que lo de Claudio es un error histórico agregado en la Edad Media. O sea que, para llamarlo correctamente, deberíamos decirle Galeno de Pérgamo y no Claudio Galeno.
Para Galeno un cirujano que no sabe anatomía “tiene las mismas posibilidades de trabajar sin error en el cuerpo humano como un ciego de dibujar una imagen y lograr que sea perfecta”.
De allí (y como mencionamos en las entregas anteriores, de la capacidad de la ciencia para investigar) se entiende su particular interés por la anatomía.
Galeno planteó que las fracturas de cráneo debían tratarse para descomprimir el cerebro, produjo la sección del nervio laríngeo recurrente describiendo sus efectos. Al ver el origen de este nervio concluyó que la voz era controlada por el cerebro. Reestudió estructuras descritas por Herófilo: diferenció la piamadre de la duramadre, estudió los ventrículos cerebrales, describiendo la comunicación entre los ventrículos laterales y el tercer ventrículo. Profundizó en el conocimiento de hipófisis y epífisis, siendo el primero en mencionar el infundíbulo pituitario (sector que conecta la glándula hipófisis al cerebro). Describió el nervio glosofaríngeo y fue el primero en intentar numerar los pares craneanos, pero como creía que el nervio olfatorio era una prolongación del cerebro, no lo contó como un nervio craneano. De esta forma considera 11 pares craneanos (de los 12 que se describen en la actualidad), pero los reagrupa totalizando 7.
Estudió la estructura de la médula espinal describiendo diferentes síndromes debido a su sección, cosa que practicó en perros y cerdos. Concluyó que la sección de esta entre las 2 primeras vértebras producía la muerte inmediata, entre la tercera y la cuarta una detención de la respiración y en los niveles inferiores “una parálisis de la vejiga, intestinos y miembros inferiores”. Descrió también un síndrome similar al de Brown Sèquard. Este último síndrome son el conjunto de síntomas (lo que nos cuenta el paciente) y signos (lo que nosotros descubrimos mediante el examen físico) que se ven cuando se secciona una mitad de la medula. O sea que bien podríamos llamarlo “síndrome de hemisección medular o síndrome de Galeno”.
Un aporte importantísimo fue su conclusión de que la médula espinal controlaba el movimiento de los músculos a través de los nervios que se originan de ella.
Describió las venas cerebrales internas y su confluencia, y estas estructuras hoy llevan su nombre (pequeñas venas, ampolla y la gran vena de Galeno).
Como adelantamos se duda que haya tenido contacto con material cadavérico humano fresco; sí se sabe que estudió esqueletos humanos parcialmente destruidos por la naturaleza, observando el ligamento amarillo.
Estudiar anatomía en animales lo llevó a plantear que en la base del cerebro humano se formaba una red vascular, la rete mirabile (la red milagrosa). Dicha red, formada por anastomosis entre las carótidas internas y externas existe en algunos animales (como los cerdos y corderos). Para Galeno, las carótidas internas antes de penetrar la duramadre formaban esta red “…más delicada que cualquier tejido hecho por la mano del hombre…” y cuya función era formar el pneuma junto con los ventrículos y el corazón (veremos esto un poco más adelante).
La existencia de la rete mirabile fue sostenida durante más de 1400 años. Mondino de Luzzi, “el restaurador de la anatomía”, escribió el primer texto anatómico en 1316 y describe la rete mirabile igual que Galeno. Incluso Andreas Vesalio, el padre de la anatomía moderna, reconoce y expresa en sus dibujos la rete. Es Berengario Da Carpi (1460-1530) quien niega su existencia por primera vez, describiendo una serie de anastomosis entre las arterias en la base del cerebro, pero que son bien diferentes a la rete mirabile. Esta red anastomótica de la base del cerebro se denomina polígono de Willis en honor a Thomas Willis quien lo describe en detalle en 1664.
Los escritos anatómicos, fisiológicos y médicos de Galeno fueron influidos por Hipócrates y Aristóteles. Esta influencia se extendió a otras culturas: el Califa al-Mansur mandó traducir las obras de Aristóteles, Hipócrates y Galeno. Avicenna (980-1037), médico y filósofo de Bagdad que describió el núcleo caudado, basó sus conocimientos anatómicos en Galeno e Hipócrates (15,28,51).
La veneración a Galeno e Hipócrates, junto con motivos religiosos, confrontaciones bélicas y retorno a los recursos terapéuticos mágicos, impidieron el avance anatómico por cientos de años.
Es recién en 1230 que Federico II, Rey de las Sicilias, permite disecar cadáveres de forma relativamente asidua. Además, no puede practicar la cirugía nadie que no haya disecado cadáveres, reconociéndose el valor de la anatomía en la práctica quirúrgica.
Berengario Da Carpi está entre los primeros que discute con fundamento anatómico las descripciones de Galeno. Se cree que Da Carpi disecó más de cien cadáveres en 25 años, lo que le valió el apodo de “devorador de muertos”.
Entre otros importantes anatomistas, como Fabricio, es Andreas Vesalio quien definitivamente rompe la tradición Galénica y publica en 1542 su “De Humanis Corporis Fabrica”. La publicación de la gran obra de Vesalio coincide con la de Copérnico “De revolutionubis orbium coelestium”. Ocurren dos hechos que marcarían la historia: Copérnico “destronó” a la tierra como centro del universo y Vesalio hizo lo propio con Galeno, poniendo en evidencia mediante la disección de cadáveres humanos, sus errores.
Siguen luego más de 450 años, en donde el conocimiento anatómico no paró de crecer hasta nuestros días, impulsado por la necesidad de tener sólidas bases para la práctica quirúrgica.
Para terminar (aunque Galeno daría para escribir un libro completo) veremos muy brevemente la teoría de Galeno sobre el pneuma. Pero Luis y yo creemos mejor hacerlo en un próximo capítulo para no hacer este tan largo.
Si, en esta entrega hicimos un final inspirado en las series de Netflix. Nos vemos en la próxima…
Fernando Martínez – Neurocirujano (@fermartneuro)
Luis Domitrovic – Neurocirujano y Radiologo (@ladvic)
¿Te ha gustado? ¡Deja un comentario o compartelo en las redes!
Para futuros capítulos puedes seguirnos en las redes sociales.
…¿¿Quieres leer el capítulo 7?? [Aquí está]
…y puedes ver otras caricaturas y comics [aqui].
No Comments